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Liturgia
¿Qué es la Liturgia?
La liturgia es la celebración del Misterio de Cristo y en particular de su Misterio Pascual. Mediante el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo, se manifiesta y realiza en ella, a través de signos, la santificación de los hombres; y el Cuerpo Místico de Cristo, esto es la Cabeza y sus miembros, ejerce culto público que se debe a Dios. (C.I.C)
Por nuestra inserción en Cristo, gracias a la liturgia, desaparece el espacio y el tiempo y se nos hacen presentes los misterios de Cristo.
Veamos unos pensamientos del libro de la Madre Trinidad, Frutos de Oración
:
- 768: el misterio de Cristo con toda su realidad, terminado en su infinita perfección, se perpetua en el seno de la Iglesia, y es mostrado y comunicado a los hombres en la misma Iglesia en el tiempo o circunstancia que cada uno necesita vivirlo y poseerlo.
- 769: La Iglesia es el Cristo Total, Cabeza y miembros que, prescindiendo del tiempo, nos hace ser a todos los cristianos el Cristo Grande, sin distancias de tiempo y lugar; siendo nuestra participación de Cristo tan cercana y tan viva, tanto, ¡tanto!, que somos miembros vivos de Cristo en su tiempo.
- 770: El misterio de la Iglesia es tan rico que me une directamente con Cristo prescindiendo del tiempo y la distancia, con la entrega, en los días de mi peregrinación, de cuanto Él es, vive y realiza; siendo capaz también de cogerme a mí y trasladarme al tiempo de Cristo…
- 605: por la perfección de su ser, el Sumo y Eterno sacerdote fue capaz de contener a todos los hombres en la inmensidad de su abarcación y es capaz de vivir a través de la Iglesia y por medio de la liturgia, con y para todos ellos. Por eso es posible que todos los hombres, en su tiempo, vivan de su misterio.
Tiempos litúrgicos y solemnidades
TIEMPO ORDINARIO
Hay dos épocas en el año litúrgico en las que se celebran aspectos muy peculiares del Misterio de Cristo: Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua.
Más de la mitad del año, 33 semanas que terminan con la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, viene señalado como tiempo ordinario
, traducción no muy exacta del latín tempus per amnun
, tiempo durante el año
. Son dos períodos que van desde Navidad a Cuaresma y desde después de Pentecostés hasta Cristo Rey.
En este tiempo ordinario
se evoca el misterio de Cristo en su plenitud y otras realidades y fiestas para que la Iglesia, como madre y maestra, nos vaya adentrando en la variedad de sus misterios, madurando paulatinamente nuestra vida de fe.
Necesitamos vivir en plenitud el misterio de la Iglesia hasta hacerlo totalmente nuestro.
El crecimiento espiritual del alma-Iglesia nos hará vivir lo que la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, fundadora de la Obra de la Iglesia, sintetiza diciendo que hay que vivir la riqueza, la misión y la tragedia de la Iglesia
. Tendremos ocasión de abundar en ello.
También en este tiempo ordinario
se permite mayor adaptación pastoral admitiendo con facilidad en la liturgia formularios de libre elección, según las diversas exigencias pastorales.
TIEMPO DE ADVIENTO
Nuevamente la Iglesia, a través de la liturgia, quiere acompañarnos durante todo un año para ayudarnos a vivir cada vez más conscientemente de su riqueza. Como Maestra, año tras año, pone ante nuestra mirada espiritual las fiestas y acontecimientos fundamentales que tienen que marcar nuestro vivir cristiano.
Empezamos uno de los tiempos fuertes
: Adviento. Guiará nuestros pasos hasta la Vigilia de la Navidad.
En las Normas sobre el año litúrgico
leemos: El tiempo de adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es a la vez el tiempo que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos
.
Los así llamados tiempos fuertes
tienen tres ciclos complementarios: A, B y C. El fondo que guía el adviento es el mismo, pero con matices nuevos.
Entre la primera y última venida: Encarnación y Juicio Final; se desarrolla el tiempo de la Iglesia peregrina para iniciar ya con la última venida el día sin ocaso de la Iglesia triunfante.
Nos invita la oración colecta a salir al encuentro de Cristo que viene en Navidad para empezar bien el camino que nos llevará al último día, al juicio final.
Para vivir mejor este tiempo de Adviento, os proponemos la siguiente lectura: Adviento de María (pag. 23):
Colección: Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa
FIESTA DE LA INMACULADA
671. En el Cielo todos los coros angélicos, atónitos, adoran silentes, rostro en tierra… El Padre, impulsado por el amor del Espíritu Santo, en el Verbo, crea… María es concebida sin pecado original… ¡La Virgen sólo es de Dios! (8-12-1959)
670. En la medida que el Verbo se da a la Virgen se le da el Padre y el Espíritu Santo, cada uno en su modo personal, para la realización del plan divino. (7-12-1974)
Con estas pinceladas que leemos en el libro de la Madre Trinidad Frutos de Oración
nos introducimos ya en el misterio de María, solo mirando con ojos de fe seremos capaces de entrever este misterio.
La acción de Dios en Ella hay que valorarla teniendo delante la grandeza del mismo Dios. Como nos dice el texto de la Misa en su fiesta, María es creada para ser digna morada de Dios
.
Pío XII nos dirá: Desde la eternidad, antes que a toda otra criatura, Dios la ha tenido presente a sus ojos; la ha amado, la ha escogido para enriquecerla con sus dones, cuanto es posible a una criatura
.
La Madre Trinidad nos dice textualmente: ¡Misterio de profundidad secreta es la presentación de la vida de María ante los hombres…! ¡Misterio solamente conocido por el amor, manifestado a los pequeños y vivido por los sencillos bajo la luz, los dones y los frutos del Espíritu Santo, el cual envuelve a la Señora bajo su amparo, la cubre bajo sus alas y la abrasa en su fuego para que los ojos del hombre carnal no la profanen al intentar descubrir su riqueza…!
En María el ensamblaje de las verdades de fe nos la presenta con pinceladas llenas de luz: Inmaculada, Virgen y Madre de Dios, Corredentora junto a la Cruz y Asunta en cuerpo y alma a los cielos.
No podemos ver una de estas verdades sin vincularla a las otras, como tampoco podríamos quitar una sin que cayeran las otras.
La lógica y perfección de Dios Creador la admiramos en la que es la creación más perfecta de una pura criatura.
Terminamos con la poesía de la Madre Trinidad:
María es un portento de la gracia,
creada por la mano del Inmenso,
que muestra su esplendor lleno de dones
al mirar compasivo mi destierro.
María es un misterio que arrebata
a quien trasciende sobre lo terreno
y penetra, con luz del Infinito,
el fruto portentoso de su seno.
Es arrullo de Dios mi Madre buena,
jardín claustral de inéditos ungüentos,
perfume que penetra y embellece
la inmensa inmensidad del universo.
Es recreo de Dios cuando se asoma
desde su eternidad en luz del cielo,
porque encuentra su gozo en sus entrañas,
en el silencio oculto de su pecho.
Es María sencilla cual paloma,
que esconde, en el arrullo de su vuelo,
a aquel Sancta Sanctórum del Dios vivo,
que no cabe en la bóveda del cielo.
¡Misterio de misterios es María!,
¡milagro de milagros del Inmenso!
28-8-1973
Ver escrito completo: Opúsculo nº5:
Colección: Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa
TIEMPO DE NAVIDAD
Un tiempo fuerte
que se extiende desde la víspera de Navidad hasta el domingo después de Epifanía, en que se celebra la fiesta del Bautismo del Señor.
Además de la Navidad, dentro de este tiempo, tomará especial relieve la festividad de Santa Maria Madre de Dios y la fiesta de la Sagrada Familia.
Recordemos que lo que la Iglesia nos pone delante, no es un recuerdo, sino que, a través de la liturgia, nos hace vivir aquellos mismos acontecimientos con todo su contenido.
Precisamente en la felicitación de Navidad que la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia ha hecho llegar a La Obra de la Iglesia este año; nos lo dice con estas palabras: ¿Dónde estábamos nosotros entonces?: ¡donde estemos ahora…! y ¿qué hacíamos?: Lo que hagamos ahora. Y ¿qué haremos mañana en el portal de Belén?: amar, amar, amar, amar… y adorar, para hacerle sonreír y darle compañía…
.
Quitando el espacio y el tiempo nos encontramos con los misterios: Jesús nos ve presentes en su tiempo y nosotros le podemos acompañar en el nuestro.
Con esta perspectiva es maravilloso lo que nos ofrece la liturgia de estos días. Ya el pórtico -la misa de la Vigilia- es imponente: mañana quedará borrada la maldad de la tierra
, mañana contemplaréis su gloria
.
El día de Navidad, desde la misa de media noche, nos pondrá ante el misterio de Jesús verdadero hombre y por esto contemplaremos un Niño que sonríe y llora; pero no podemos olvidar su divinidad y, por esto, los textos de la tercera misa son elocuentes: el prólogo del evangelio de San Juan nos recuerda que la Palabra se hace carne, pero la Palabra es Dios y por ella todo fue creado
.
No vamos a entrar en detalles, pero la Iglesia pedagógicamente nos pone ante el Niño, ante la maternidad divina de Maria y ante la Familia de Nazaret. Tendremos que ir asimilando despacio muchos aspectos muy ricos y complementarios a la vez.
Termina este tiempo de Navidad con la Epifanía: la venida de Cristo es para todos, también para los pueblos gentiles: caminarán los pueblos a tu luz…
Y como los magos, se llenarán de inmensa alegría
.
La fiesta del Bautismo del Señor pondrá fin a su vida oculta y sencilla y dará paso a la vida pública
. La epifanía trinitaria en la escena del Bautismo, se presenta así como introducción a la solemne y eficaz participación de las tres Divinas Personas en la acción salvadora de Cristo, que se prolongará y perpetuará en la acción salvadora de la Santa Madre Iglesia.
Terminamos con este pensamiento de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia que resume así la acción de Dios entre nosotros a través de los tiempos (del libro Frutos de oración
):
731. … la realización de la voluntad eterna del Padre que, con Palabra infinita y amor de Espíritu Santo, recopila en sí a todos los hombres por Jesucristo, a través de María. (12-1-1967)
TIEMPO DE CUARESMA
Va desde el Miércoles de Ceniza hasta el Triduo Pascual, que empieza con la Cena del Señor –el Jueves Santo-.
La preparación para la Pascua y la renovación de las promesas del Bautismo en la Vigilia Pascual son una invitación a profundizar en la importancia en el seguimiento de Cristo, que viene marcado desde los primeros días de Cuaresma.
El Miércoles de Ceniza nos invita a no echar en saco roto la gracia de Dios
, ya que ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación
. (Segunda lectura)
Y en el primer Domingo leemos en la oración colecta: …concédenos, Dios Todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud
.
Uno de los aspectos más importantes del misterio de Cristo, del que tendremos ocasión de hablar en este tiempo fuerte
de Cuaresma, es el de nuestra participación en el sacerdocio de Cristo, en su postura de mediación. Ya nos hablaba de ello la primera lectura (profeta Joel) del Miércoles de Ceniza: Entre el atrio y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo…
El sacerdocio de Cristo arranca de la Encarnación y el nuestro en ella se fundamenta por nuestra inserción en Él:
Leemos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, en su libro Frutos de oración
:
582. En el instante de la Encarnación, el alma de Cristo, por la grandeza de su perfección, fue capaz de vivir, contener y abarcar en la experiencia saboreable o dolorosa de su ser, toda su postura sacerdotal de recepción del Infinito y de respuesta, en retornación, al mismo Infinito; de receptor de la donación de Dios para todos los hombres y de recopilador de todos ellos en sí, siendo la respuesta de todo lo creado ante la infinita Santidad. (15-9-1974)
584. La primera postura sacerdotal de Cristo se manifestó principalmente recibiendo a Dios en la Encarnación; la segunda, respondiéndole en su vida privada; la tercera, dándonos a todos la vida en su inmolación; y la cuarta, en su resurrección, llevándonos con Él a la vida nueva; aunque en todos y en cada uno de los momentos de su vida, Cristo vive las cuatro posturas de su Sacerdocio. (12-1-1967)
Si somos fieles y no echamos en saco roto la gracia…
que en este tiempo se nos ofrece a manos llenas, de verdad que entraremos dentro
de este misterio de Cristo
y dejaremos que el Señor que pasa, se posa y nos quiere poseer
-en frase feliz de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia- nos transforme. La liturgia de este período singular nos lo facilita.
Recordamos una vez más, que la liturgia nos pone en contacto con las realidades que en estas semanas de Cuaresma, y después en el tiempo Pascual, la Iglesia hará pasar ante nuestra mirada capaz de sorprenderse una vez más de las maravillas que ha hecho Dios con los hombres y la Iglesia nos da ocasión de vivirlas, cada vez más conscientemente, año tras año.
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ,
ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
Extracto de la carta Patris Corde del Papa Francisco:
De San José Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un «hombre justo» (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y a través de los cuatro sueños que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén, vio nacer al Mesías en un pesebre, porque en otro sitio «no había lugar para ellos» (Lc 2,7). Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos.
Tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel: «Tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una cosa significaba adquirir la pertenencia, como hizo Adán en el relato del Génesis (cf. 2,19-20).
Como descendiente de David (cf. Mt 1,16.20), de cuya raíz debía brotar Jesús según la promesa hecha a David por el profeta Natán (cf. 2 Sam 7) y como esposo de María de Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Carta apostólica: «PATRIS CORDE». PP. Francisco
San José es el padre aparente de Jesús con autoridad sobre Él; Jesús vivió bajo su autoridad. Por ello es el modelo de todos los padres de familia.
Los Papas han profundizado en el mensaje contenido en los pocos datos transmitidos por los Evangelios para destacar su papel central en la historia de la salvación:
El Beato Pío IX lo declaró «Patrono de la Iglesia Católica» pues San José custodió el tesoro preciosísimo de la Iglesia: a Jesús que es la Cabeza de su cuerpo místico, la Iglesia, y a María que es la Madre de la Iglesia.
El venerable Pío XII lo presentó como “Patrono de los trabajadores” San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia.
San Juan Pablo II como «Custodio del Redentor». Hombre fiel a Dios, dócil a todo cuánto le pidió. Cuidó del Niño Jesús, desde pequeño este Niño era el Sumo y eterno Sacerdote. Bajo la protección de San José le encomendamos los seminarios donde se forman los futuros sacerdotes y le pedimos por las vocaciones al sacerdocio.
El pueblo lo invoca como «Patrono de la buena muerte»” pues, según la tradición de la Iglesia, en el momento de su tránsito de este mundo a la eternidad, San José estuvo acompañado por la presencia de Jesús y de María. Aquí vemos el modelo de la buena muerte para cada uno de nosotros, ser asistidos y acompañados por Jesús y María.
El Papa Francisco declaró Año de San José desde el 8 de diciembre 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021. Conmemorando los ciento cincuenta años de la proclamación de San José Patrono de la Iglesia universal.
Transcribimos unos fragmentos de los escritos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia donde alude a San José, él es testigo privilegiado del Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y de la virginidad de María, su esposa.
De su libro Frutos de oración
:
623. El seno de María se abre; los ángeles adoran gozosos; los hombres no saben; José, atónito y tembloroso, adora… ¡Dios nace…! (8-12-1959)
624. ¿Por qué adoras, María…? ¿Por qué tiemblas, José…? ¿Por qué cantan los ángeles…? ¡«Emmanuel»! (8-12-1959)
626. En el Portal, María, José, los ángeles, los pastores, en silencio, atónitos, adoran al Dios hecho hombre; en la ciudad, alocados en ruidos, los hombres corren a la perdición; ¡no saben de Dios!, ¡no saben de Vida!, ¡no saben de Amor…! (27-12-1959)
TRIDUO PASCUAL
Al empezar la Cuaresma decíamos en la oración colecta del primer domingo: Al celebrar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del Misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud
La liturgia nos acompañará para que podamos revivir lo que sucedió en estos días -del Jueves al Domingo-.
Como hemos repetido algunas veces, siguiendo un razonamiento sencillo y profundo de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia: La liturgia nos quita el espacio y el tiempo y nos pone delante el misterio que celebramos.
¡Qué maravilloso que, por la fe, pueda yo entrar en aquél Jueves Santo y Viernes y Sábado y constatar, como Pedro y Juan, el sepulcro vacío…!
PARTICIPAMOS EN LA MESA DEL SEÑOR
A través de la liturgia ya no es un privilegio de los Apóstoles; es un regalo para todo el que quiera participar valorando el gran don de la Eucaristía, la lección del lavatorio de los pies y recoger el testamento de Jesús a los suyos en las reflexiones internas de Jesús a los suyos en aquella noche llena de misterio.
Podremos seguir a Jesús viendo cómo está que se muere de pena…
y podremos, si queremos, oír cómo nos dirá velad y orad…
Podemos ser testigos
de la traición de Judas y seguir paso a paso acompañando a Jesús en la noche terrible de soledad y desprecios.
Y llegará la madrugada del Viernes Santo. Si queremos podemos seguir paso a paso lo que nos han dejado los evangelistas y consideraciones preñadas de fe vivida. Ya señalamos el Domingo V de Cuaresma, vivencias profundísimas en varios escritos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia en La Iglesia y su Misterio
: El Solo
; Jesús
; Tengo sed
.
CELEBRACIONES DEL VIERNES SANTO
La Iglesia no celebra la Eucaristía ni en este día, ni en el Sábado, pero quiere que viviendo aquél primero y único Viernes Santo nos adentremos en su pasión y muerte y tratemos de valorar los frutos.
Los oficios litúrgicos se centran en:
1º.- La liturgia de la Palabra, terminando con la oración universal, que nos invita a presentar ante el Señor todas las necesidades del mundo, recordándonos que a todas llegan los frutos de la redención.
2º.- La adoración de la Cruz, ceremonia emotiva que nos invita a mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo
. O los improperios
que nos ayudan a valorar el contraste entre lo que hace Dios y lo que hacemos nosotros…
3º.- La Sagrada Comunión para facilitarnos el encuentro con Jesús y poder así percibir en un abrazo de agradecimiento lo que acaba de hacer, llegando con amor a la muerte y muerte de Cruz.
VIVAMOS CON MARIA EL SABADO SANTO
María es testigo de lo que pasa en el momento de la muerte de Cristo cuando ya Jesús no puede sufrir. Transcribimos unos párrafos del libro de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia: La Iglesia y su Misterio
(Tema: El Solo
) a continuación:
Virgen de la Soledad
Se ha rasgado el velo del Templo…
Jesús, ya tu alma, en este mismo instante se encuentra frente a frente en el abrazo del Eterno Sol, en el gozo como infinito de los ángeles, con el supremo y único Legislador de cielo y tierra.
¡Ya Jesús no puede sufrir…! ¡Ya el Hombre se encuentra cara a cara en la luz de la gloria, metido en la Familia Divina, con el seno paternal de Dios abierto para todos sus hijos…!
¡Ya parece que todo es alegría y contento…!
Pero no. María, al pie de la cruz, siente un contraste terrible en su alma santísima. Por una parte, participando de la alegría de su Hijo, se siente feliz unida al alma de Cristo; y por otra, Ella, como Madre de la Iglesia aún desterrada y en el país de las tinieblas, aguarda en nostalgia envuelta en su soledad; siendo María, como prolongación de su Hijo, ahora más que nunca, la Sola.
La Virgen está esperando que descuelguen el cuerpo de su Hijo para depositar en El un beso de Madre que, en silencio, repercuta en el alma ya gloriosa de su Hijo. Y, la Sola , después de haber sepultado con aquellos santos varones el cuerpo de Jesús, vuelve solitaria, con su tragedia terrible de soledad inabarcable, por aquellos mismos caminos por los cuales el Solo había caminado a celebrar, como Sumo Sacerdote, su cruenta Misa para gloria de Dios y santificación de los hombres.
Ahora sí que comprendería María, casi en toda su profundidad, la soledad de su Hijo, de Aquél que, sintiéndose el Padre de todas las almas, era el Solo. También Ella ahora, siendo Madre de todos los hombres, a imitación de su Hijo, es la Sola . La Virgen es la más maravillosa manifestación del alma de Cristo, y se encuentra sola porque su Hijo divino ha muerto y los demás hijos no la comprenden.
¡María…, corredentora…, expresión viva de Cristo y, por lo tanto, de la Paternidad de Dios…!
Yo quiero poner hoy en esta palabra, que, hecha vida, con la misma espada taladró el alma de Cristo y después la de la Virgen: el Solo, un consuelo amparador de hija, de amigo, de esposa y de virgen que está dispuesta a pasar por esa misma soledad, para que todas las almas conozcan a Dios y sean consuelo de Cristo, de la Virgen Dolorosa y de la Iglesia desgarrada en la noche cerrada de su Getsemaní.
CELEBRACIÓN DE LA VIGILIA PASCUAL
Velar en oración en espera del triunfo definitivo de Cristo con su resurrección.
Nos ayudará, a través de las lecturas, a entrar en las maravillas que ha hecho Dios con nosotros desde la creación.
La historia de los planes de Dios que conduce con su Providencia todos los acontecimientos para llenar sus designios de amor, a pesar de los muchos fallos de los hombres.
Muy entrada la noche entraremos en el triunfo de la Resurrección de Jesús.
El Aleluya
, que no se oía desde el comienzo de la Cuaresma, llenará los templos de la cristiandad y el mundo puede revivir de nuevo la sorpresa de aquellos primeros seguidores de Jesús y decir con Santo Tomás: Jesús mío y Dios mío
; o el: ¡Resucitó, como os lo había dicho!
de los ángeles.
Lecturas recomendadas: Semana Santa
TIEMPO PASCUAL
En las normas generales sobre el año litúrgico se dice: Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como un gran domingo
.
Las primeras semanas nos irán presentando las apariciones de Jesús con los matices distintos que nos hacen revivir aquellos momentos de la vida de la Iglesia naciente.
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos acompañará todo este tiempo para conocer la Iglesia en sus primeros años.
El cristiano sabe que tiene que seguir a Cristo y que Él nos invita ciertamente a llevar la cruz y seguir sus pasos, pero el cristiano también es consciente de que Cristo ha triunfado y nos invita a participar en su triunfo.
La alegría y exultación
de la que hablábamos al principio es fruto de esta participación en su triunfo y sobre todo de su triunfo. El gozo del amor puro que se goza en el bien del Amado, independientemente de la participación nuestra.
Los planes de Dios se realizan con nuestra colaboración, pero también sin nuestra colaboración.
Desde que Dios se hizo Hombre, nuestro Hombre pone su sí
y en Él se realizan los planes de Dios, al borrar con la fuerza de su sí
, el no
de toda la humanidad: El hombre me ha dicho
(Cita de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia)no
; me haré un Hombre que me diga sí
en nombre suyo y de toda la humanidad.
PENTECOSTÉS
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
¿Que sucedió en Pentecostés?
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el nº 144 del compendio, lo explica así:
Se abre un paréntesis que se cerrará al final de los tiempos: El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse
(primera lectura) En Pentecostés, cincuenta días después de su Resurrección, Jesucristo glorificado infunde su Espíritu en abundancia y lo manifiesta como Persona divina, de modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada. La misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia, enviada para anunciar y difundir el misterio de la comunión trinitaria
.
Todo lo que Dios hace en su acción hacia fuera –creación y redención- lo hace siempre a través de una acción única, pero con el matiz de cada una de las Personas Divinas. Se impone un conocimiento claro de lo que es y hace cada Persona.
Una vez más acudimos a la clarividencia con que se nos presenta cada Persona divina en el libro Frutos de oración
:
El Padre
271. La razón de la persona del Padre está en que Él se está siendo de por sí en tal fecundidad y perfección, que tiene que romper engendrando. (6-11-1964)
272. El Padre se es su perfección eterna e infinita en sí y de por sí; y toda esta perfección, en Dios, Él se la es sabiéndosela; porque lo que le hace al Padre ser Padre, es estarse siendo de por sí lo que es en conciencia personal. (22-1-1965)
El Hijo
279. El Padre es la Sabiduría que se penetra en tanta perfección y posesión en sí mismo, que rompe diciéndose lo que es, y este «romper» es engendrar; y el Dicho, en explicación perfecta e infinita de todo lo que es, es su Hijo. (6-3-1968)
291. El Verbo dice, en un solo acto de ser, todo el inexplicable ser del Padre, del Espíritu Santo y de sí mismo, siendo la única Palabra que abarca, en una sola expresión, todo el ser inmenso, infinito, eterno e inagotable que se es Dios. (28-6-1959)
293. Verbo del Padre, alegría y gozo infinitos por tu ser, Tú te eres también Cántico alegre en persona, que expresas y dices, en un júbilo eterno, tu vida en canción. (26-6-1959)
El Espíritu Santo
282. El Padre, de tanto serse, rompe cantando, y esa Canción es su Verbo; y rompe amando por sí y por su Hijo, y ese Amor es el Espíritu Santo. (21-6-1959)
283. El engendrar del Padre es un decir: Hijo mío, tan infinitamente amoroso, que el amor con que se aman es todo cuanto son, por su ser, el Padre y el Hijo, en Beso de amor. (19-4-1977)
308. El Padre y el Verbo se aman, y este «se aman» en la consumación de amor es el Espíritu Santo. (19-2-1962)
313. El Padre le da al Verbo, al amarlo, toda su vida, y el Verbo se la retorna al Padre en amor filial tan perfecto, que toda esa vida que los dos se son, en Amor paterno-filial, es el Espíritu Santo. (19-2-1962)
Intervendrán siempre los Tres, pero los matices personales nos obligarán a ser muy conscientes de la manera con que lograremos nosotros participar de la vida de cada una de ellas.
Los planes eternos de la creación y redención diseñados
por la sabiduría eterna del Padre, han sido explicados
en su realización en el tiempo por el Hijo y completados
en el amor del Espíritu Santo.
En cuanto a la redención, el diseño
del Padre ha contado con el sí
del Hijo, que con su realidad de Hombre-Dios, Verbo eterno Encarnado, ha realizado con todos los detalles aquel diseño
eterno del Padre. Va a completarse en el Amor lo realizado por el Hijo. Conviene que Yo me vaya, para enviaros al Consolador, al Espíritu Santo
. El Espíritu Santo se hará más visible desde Pentecostés para que percibamos su acción personal en el tiempo: El diseño del Padre
, realizado
por Cristo se consuma
, se completa, con la acción perenne del Espíritu Santo, en la Iglesia naciente y perpetuada en el tiempo: la acción de los Tres permanente en la Iglesia.
La acción del Espíritu Santo en la Iglesia nos llevaría muy lejos. Bastan algunas afirmaciones de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia en una charla del 18 de enero de 1965: El Espíritu Santo en la Iglesia
:
El Espíritu Santo viene para enseñar en el Amor lo que el Padre quiso y el Verbo explicó
. El Espíritu Santo nos adhiere y nos hace vivir lo que el Padre quiere y el Verbo nos enseña
. Como el Espíritu Santo congrega al Padre y al Hijo en la Familia Divina, así congrega a todos con el Padre y con el Hijo y me adhiere a todos los hombres de todos los tiempos en la gran familia de los hijos de Dios
. Adhesión a lo que el Padre quiso manifestar a través del Hijo y por esto la adhesión a lo que Cristo es y a lo que Cristo hizo
.
Gracias a esta acción perenne del Espíritu Santo vivimos en adhesión de júbilo y gozo la vida de la Iglesia.
Una sola voluntad tienen los Tres y por esto no se puede explicar la acción de una persona divina sin explicar la acción de las otras dos personas. Una única acción con el matiz personal de las Tres.
No me meto en las lecturas, me basta hacer mía la oración: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles…
para que seamos capaces de hacer nuestro el plan de Dios en la creación y en la redención: querido por el Padre, deletreado por el Hijo y realizado siempre en el Amor de los dos, el Espíritu Santo.
¡Qué bien se comprende la misión de la Iglesia!, (como leíamos en el C.I.C. nº 144), enviada para anunciar y difundir el misterio de la comunión trinitaria
.
Del libro Frutos de oración
:
731. … la realización de la voluntad eterna del Padre que, con Palabra infinita y amor de Espíritu Santo, recopila en sí a todos los hombres por Jesucristo, a través de María. (12-1-1967)
732. Dios viviendo su vida con el hombre y el hombre viviendo su vida con Dios por Cristo y en el seno de María: ésta es la Iglesia. (12-1-1967)
733. La Iglesia es la congregación de Dios con todos los hombres, de todos los hombres con Dios, de todos los hombres entre sí recogidos por Jesucristo, congregados por el Espíritu y unidos en la voluntad del Padre. (12-1-1967)
738. La Iglesia es el Pueblo de Dios congregado en el amor del Espíritu Santo, que camina con Cristo hacia la Eternidad por el camino de la voluntad del Padre al amparo de la maternidad de María. (12-1-1967)
739. Dios con el hombre y el hombre con Dios, con corazón de Madre y amor de Espíritu Santo, éste es el misterio de la Iglesia. (12-1-1967)
SANTÍSIMA TRINIDAD
El misterio de la Santísima Trinidad -nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el nº 234- es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la ley que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de la fe
.
Aquí sí que nos podríamos extender todo lo que quisiéramos entrando en el arsenal de doctrina y vivencia trinitaria que encontramos en las charlas y escritos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia.
Si en ellos se habla mucho de la Trinidad es porque no se comprende la riqueza de la Iglesia sin ver que en ella Dios mora de asiento. Cristo, su Cabeza, trae consigo al Padre y al Espíritu Santo y las Tres Personas Divinas se dan a su iglesia y a través de ella durante todos los tiempos. Veamos unos pensamientos, del libro Frutos de oración
:
742. El Infinito, queriéndose derramar en plenitud sobre mi Iglesia, la engalanó tan maravillosamente que la hizo ser como el corazón de Dios en la tierra. (15-9-1963)
745. Mi Iglesia es toda hermosa, engalanada y enjoyada con la misma Divinidad, que sobre ella se derrama en cataratas de ser y en Trinidad de personas. (15-9-1963)
748. ¡Qué alegría tan grande que, en el seno de la Iglesia, esté la riqueza de Dios tan maravillosamente, que las tres divinas Personas se entregaron a ella como regalo de amor en el día de sus bodas! (25-5-1959)
749. Todo el misterio divino en su Trinidad una es la riqueza esencial de mi Iglesia Madre. (5-3-1962)
750. Iglesia mía, el Padre te da su Palabra para que te abra su seno amoroso, el Verbo te dice, en un romance de amor de inédita ternura e infinita misericordia, todo el secreto de la vida eterna, y el Espíritu Santo te abrasa en su fuego, depositando en ti sus tesoros y carismas, para que, por tu medio, las almas vivan su filiación divina y se metan en el Seno del Padre. Iglesia mía, ¡qué hermosa eres!, ¡cuánto te amo! (21-3-1959)
755. Es el Espíritu Santo el Amor que impulsa al Padre y al Hijo en su donación a la Iglesia, el Amor que la envuelve, penetra, satura y ennoblece; y es el Amor mediante el cual se obró la Encarnación en las entrañas purísimas de María, que es la expresión del habla de Dios a los hombres en urgencia eterna de comunicársenos. (15-9-1963)
Tampoco podemos valorar el misterio de Cristo si no lo vemos como el Verbo del Padre Encarnado; distinguiendo perfectamente lo que Cristo es y lo que Cristo hace a través de su humanidad.
Una única persona, pero con la realidad maravillosa de ser verdadero Dios y verdadero hombre con todas sus consecuencias.
Y si se trata de María, para valorar su maternidad divina y si se trata de nuestra vida de gracia para valorar lo que supone participar en la misma vida de Dios en cada una de sus Personas. La que será nuestra vida eterna es ya nuestra vida de gracia en el tiempo.
Veamos algunos pensamientos sobre Cristo:
596. Cuando miro al Verbo Encarnado como Dios, veo en Él toda la perfección infinita de la divinidad; y cuando le miro como hombre, le veo recopilación perfecta de toda la humanidad. (15-10-1974)
599. Jesús es la sabiduría eterna del Padre en Expresión cantora; es la Luz del Resplandor eterno; es el todo infinito de Dios en deletreo amoroso de conversación divina y humana; por lo que, cuando estoy con Él, estoy ante la contención apretada que encierra en sí cuanto es el que Se Es, y cuanto es toda la creación. (14-9-1974)
607. Cuando yo me uno al Verbo Encarnado, por mi injerción en Él, me uno también con el Padre y el Espíritu Santo, pasando a vivir su misma vida, por participación, y siendo ellos UNO en mí –no uno conmigo–; en esa misma injerción me uno con los hombres de todos los tiempos y ellos conmigo, siendo todos uno en Cristo, y, por Él, entre nosotros, viviendo todos unidos con y en la Familia Divina. (13-7-1966)
Veamos algunos pensamientos sobre la participación en la vida de la Trinidad:
976. La vida de la gracia es que, no sólo Dios vive su vida en nosotros por esencia, presencia y potencia, sino que, al injertamos en Jesucristo por el bautismo, se viene a vivir su vida con nosotros en comunicación de amigos. (13-2-1967)
977. ¡Qué alegría saber que lo que Dios hace en sí y para sí mismo, lo hace en mi alma para mí…! (2-12-1962)
980. Escucha, alma querida, que el Padre te está diciendo su infinita Palabra en el amor del Espíritu Santo, hoy, en el centro de tu alma, solamente para ti; y te la deletrea según tu capacidad y actuación para que, haciéndote conforme a ese decir amoroso, te hagas Trinidad por participación. (15-10-1963)
981. Por mi ser de Iglesia, vivido en intimidad amorosa con la Familia Divina, me siento penetrada e impregnada de la Sabiduría del Padre, llena de la Palabra del Verbo, y saturada en el Amor del Espíritu Santo en retornación amorosa hacia Él y en amor profundo a cuantos me dio. (25-4-1978)
Ante la excelencia y perfección infinitas, mi postura ha de ser:
426. ¡Alegrémonos unidos en Dios, que Él es eternamente feliz, sin nada ni nadie que le pueda quitar su gloria…! ¡Alegrémonos en el triunfo definitivo de Jesús, en el triunfo de María y de la Iglesia! Y ése será nuestro gozo que nada ni nadie nos podrá quitar. ¡Qué importan los sufrimientos de ahora llenos de promesas y esperanzas en el triunfo del Amor Infinito! (11-12-1974)
430. Cuando en el saboreo de la oración callada vislumbro algo de la gloria de tu ser infinito, mi capacidad, traslimitada, rompe en un «¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!», ante la alegría casi infinita que me envuelve de saber lo glorioso que te eres. (3-7-1962)
437. Dios es Dios por ser Dios, porque Él es lo que es por sí mismo y para sí mismo; y esto que puede parecer una cosa tan fría, es el gozo eterno de los bienaventurados y la alegría más repleta de mi alma. (30-1-1959)
440. En la profundidad del seno de mi Familia Divina, hundida en su silencio, desde mi bajeza, trascendiendo, amo lo que comprendo y adoro lo que me queda por conocer. (18-12-1960)
446. Mi alma-Iglesia, con Cristo, se siente toda adoración, llenando la exigencia de mi pequeñez ante el reconocimiento de la excelencia de Dios, que me hace vivir en la verdad. (15-10-1974)
461. ¡Yo necesito adorar la excelencia de la Majestad infinita, y buscar adoradores de Dios para glorificarle según la infinita Santidad desea de sus criaturas…! ¡Qué extraño es el hombre, cuando ni siquiera siente necesidad de adorar…! ¡Falta de conocimiento de Dios! (3-10-1974)
466. Cuando adoro, soy feliz, porque soy lo que tengo que ser y hago lo que tengo que hacer. (15-10-1974)
CORPUS CHRISTI
Terminamos esta serie de fiestas y solemnidades: Pascua, Ascensión, Pentecostés, Santísima Trinidad, con la celebración del Corpus Christi.
La Iglesia, año tras año, nos hace vivir todas estas solemnidades. Aquel Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos
, se hará perceptible de muchas maneras, pero hoy nos toca subrayar su presencia eucarística.
Veamos unos pensamientos del libro de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, Frutos de oración
:
871. La Eucaristía es la manera de estar Jesús realmente con los hombres de nuestro tiempo, como la Encarnación lo fue de estar durante treinta y tres años con los del suyo. (17-1-1967)
872. Amándonos, Dios se encarnó; y amándonos hasta la consumación de los tiempos, inventó la Eucaristía. (17-1-1967)
873. Amándonos hasta el fin, el Verbo se encarnó y se quedó en la Eucaristía para que seamos uno con Él, con el Padre y con el Espíritu Santo, y uno entre nosotros. (17-1-1967)
895. Al Amor le gusta estar con los que ama, y para eso se quedó en la Eucaristía; por ello, es necesario que amemos al Amor, estando grandes ratos con Él. (26-9-1963)
896. Dios instituyó la Eucaristía para estar conmigo siempre. ¡El Amor es así! ¿Procuro yo estar con Él? En eso sabré cuánto y cómo le amo. (4-7-1969)
898. Yo sé que Jesús está en la Eucaristía y me mira, y lo sé porque me lo dice la fe; y eso que la fe me dice, la esperanza me lo actualiza y la caridad me lo vivifica. (11-1-1967)
921. Los años pasan, el mundo se altera, los hombres cambian, nacen y mueren… Jesús sigue igual, esperando en el sagrario sin cambiar ni alterarse. El Amor Infinito es así. ¡Qué seguridad encierran los misterios divinos, aunque los hombres, por no gustarlos, los profanen! (25-10-1968)
924. Señor, te olvidaron los hombres… ¡Están tan ocupados, tan llenos de cosas…! ¡No hay mayor desprecio que no hacer aprecio del bien recibido! (1-5-1977)
Veamos igualmente alguna poesía del libro Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa
:
MI DIOS GRANDE
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
en su infinito portento,
que es capaz de hacerse Pan
y de habitar en el suelo.
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
tan exhaustivo en su seno,
que se hace cuanto quiere,
y por eso es alimento.
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
en su serse el Sempiterno,
que se hace criatura
para llevarme a su encuentro.
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
que por eso es tan pequeño
cuando se oculta en la Hostia
tras la cárcel de su encierro.
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
que es capaz de ser, sin serlo,
cosas de las que no son,
para mostrar sus portentos.
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
que todo Él rompe en Beso,
para besarme en su ser
en gozo de amor eterno.
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
que me besa cuando peno,
¡haciéndose tan chiquito
como mi pena en el suelo!
Dios es tan grande, ¡tan grande!,
que, en su proceder eterno,
por la fuerza de su brazo,
¡rompe en inmensos portentos!
28-5-1974
CONTIGO QUEDO
Tú quieres que esté contigo
en descansados encuentros,
sin más quehaceres que amarte
junto a mi sagrario abierto.
Tú quieres que esté contigo
en ratos de entendimiento,
donde Tú vuelcas tus penas
en la hondura de mi pecho.
Tú quieres que esté contigo
en adorantes desvelos,
pues, cuando ante Ti me tienes,
descansas con mis recreos.
Tú quieres que esté contigo,
¡tanto!, que, cuando no vengo,
mi espíritu se acongoja
y mi alma rompe en vuelo.
Tú quieres que esté contigo…
¡Esto bien que lo comprendo
por las dulzuras de gloria
que vivo, cuando a Ti vengo!
Tú quieres que esté contigo,
mi Jesús del Sacramento,
reclinada junto a Ti,
escuchando tus lamentos.
Tú quieres que esté contigo…
¡Cuán hondo misterio es esto!,
pues mi pobreza es tan grande,
que ante tus amores muero.
Tú quieres que esté contigo…
¡Contigo quedo, mi Dueño!
15-4-1975
El Señor quiere tomar posesión de nuestras calles y plazas; nuestros pueblos y ciudades.
El día de la institución de la Eucaristía está muy cerca de su pasión y muerte el Viernes Santo. Nuestra admiración y adoración exigía encontrar maneras de demostrar nuestro agradecimiento, y la fe de nuestro pueblo ha encontrado la manera de manifestarse.
Serán las custodias, las procesiones, las horas santas y de adoración; que en algunas iglesias, como en la del Santísimos Corpus Christi, se ha convertido en Adoración diaria…
Saber que Jesús es uno más que convive con nosotros como convivía con los de su tiempo, es, para quienes tenemos fe, un gran regalo que hay que saber agradecer.
Natividad de San Juan Bautista
Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, Precursor del Señor, que, estando aún en el seno materno, al quedar lleno del Espíritu Santo exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano. Su nacimiento profetizó la Natividad de Cristo el Señor, y su existencia brilló con tal esplendor de gracia, que el mismo Jesucristo dijo: En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Mateo 11:11
(De los Sermones de San Agustín, obispo) La voz del que clama en el desierto.
La Iglesia celebra el nacimiento de San Juan Bautista como algo sagrado, y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja; celebramos el nacimiento de San Juan Bautista y el de Cristo.
Ello no deja de tener su significado, y, si nuestras explicaciones no alcanzaran a estar a la altura de misterio tan elevado, no hemos de perdonar esfuerzo para profundizarlo y sacar provecho de él.
Juan nace de una anciana estéril; Cristo, de una jovencita virgen. El futuro padre de Juan no cree el anuncio de su nacimiento y se queda mudo; la Virgen cree el del nacimiento de Cristo y lo concibe por la fe. Esto es, en resumen, lo que intentaremos penetrar y analizar; y, si el poco tiempo y las pocas facultades de que disponemos no nos permiten llegar hasta las profundidades de este misterio tan grande, mejor os adoctrinará aquel que habla en vuestro interior, aun en ausencia nuestra, aquel que es el objeto de vuestros piadosos pensamientos, aquel que habéis recibido en vuestro corazón y del cual habéis sido hechos templo.
Juan viene a ser como la línea divisoria entre los dos Testamentos, el antiguo y el nuevo. Así lo atestigua el mismo Señor, cuando dice: La ley y los profetas llegan hasta Juan. Por tanto, él es como la personificación de lo antiguo y el anuncio de lo nuevo. Porque personifica lo antiguo, nace de padres ancianos; porque personifica lo nuevo, es declarado profeta en el seno de su madre.
Aún no ha nacido y, al venir la Virgen María, salta de gozo en las entrañas de su madre. Con ello queda ya señalada su misión, aun antes de nacer; queda demostrado de quién es precursor, antes de que él lo vea. Estas cosas pertenecen al orden de lo divino y sobrepasan la capacidad de la humana pequeñez. Finalmente, nace, se le impone el nombre, queda expedita la lengua de su padre. Estos acontecimientos hay que entenderlos con toda la fuerza de su significado.
Zacarías calla y pierde el habla hasta que nace Juan, el precursor del Señor, y abre su boca. Este silencio de Zacarías significaba que, antes de la predicación de Cristo, el sentido de las profecías estaba en cierto modo latente, oculto, encerrado. Con el advenimiento de aquel a quien se referían estas profecías, todo se hace claro. El hecho de que en el nacimiento de Juan se abre la boca de Zacarías tiene el mismo significado que el rasgarse el velo al morir Cristo en la cruz.
Si Juan se hubiera anunciado a sí mismo, la boca de Zacarías habría continuado muda. Si se desata su lengua es porque ha nacido aquel que es la voz; en efecto, cuando Juan cumplía ya su misión de anunciar al Señor, le dijeron: Dinos quién eres. Y él respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que existía ya al comienzo de las cosas. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio.
(Sermón 293, 1-3: PL 38, 1327-1328)
Oración del día
Dios todopoderoso, que suscitaste a San Juan Bautista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual y guíanos por el camino de la salvación y de la paz.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES
Terminamos el año Paulino (29 de junio de 2009) que nos ha dado ocasión de admirar la figura del Apóstol San Pablo en su misión especialísima en los inicios de la Iglesia. Su mensaje sigue presente y es orgullo santo de todos los tiempos.
Voy a centrarme más bien en la figura de Pedro que nos trae el mensaje acariciador de la infalibilidad de la Iglesia. En momentos en que se quiere enseñorear del mundo un relativismo atroz, se impone recordar que somos seguidores de quien vino a dar testimonio de la Verdad
. En la Iglesia se mantiene la seguridad absoluta de este testimonio gracias a la herencia recibida de Cristo.
Leamos unos pensamientos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia en su libro Frutos de oración
:
57. Sólo en la Iglesia, donde está Cristo manifestándose por el Papa, se da la Verdad en toda su verdad al hombre que la busca en la voz del Supremo Pastor. (7-1-1970)
794. ¡Oh maravilla de la infalibilidad del Papa, que es capaz de congregar a todos los hombres en un solo pensamiento, y expresarles con seguridad la voluntad infinita de Dios a través de su palabra de hombre! (25-10-1974)
795. La Iglesia nunca se equívoca, cuando habla como Iglesia, porque es el Verbo el que canta por ella. El Verbo pregona la verdad infinita del Padre, a través de la Iglesia mía, durante todos los tiempos. (20-3-1959)
796. La Iglesia revienta de tanto poseer la Verdad, de tanto saber la Palabra divina; rompe cantando, y se le derrama la Verdad que sale del seno del Padre. Iglesia mía, ¡qué hermosa eres! (22-3-1959)
La Iglesia, fiel a los planes de Dios, tiene la misión de darnos certezas. Las verdades reveladas no son verdad sólo para los creyentes; son verdades para todos, aunque al no poseer la fe muchos no lo vean así. Nosotros las vivimos con la seguridad de estar en el camino cierto.
Gracias a los planes de Dios de quedarse en su Iglesia, ella seguirá siendo luz en las tinieblas; seguirá dando testimonio de la Verdad, aunque el mundo nos quiere meter por caminos de relativismo e inseguridad.
¡Gracias Señor, por darnos al Papa, Pedro en la tierra, que nos afianza en la fe y nos garantiza estar en el camino seguro!
SANTIAGO, APÓSTOL, PATRONO DE ESPAÑA
ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Mt 4,18; Mc 3,17
Pasando Jesús junto al lago Galilea vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban repasando las redes, y los llamó, y les dio el sobrenombre de Boanerges, que significa
Los Truenos
.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que consagraste los primeros trabajos de los Apóstoles con la sangre de Santiago, haz que, por su martirio, sea fortalecida tu Iglesia y, por su patrocinio, España nuestro pueblo se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
ALELUYA
Astro brillante de España, Apóstol Santiago, tu cuerpo descansa en la paz, tu gloria pervive entre nosotros.
PREFACIO
… Porque Santiago testigo predilecto,
anunció el Reino que viene por
la Muerte y resurección de tu Hijo,
y, el primero entre los Apóstoles,
bebió el Cáliz del Señor:
con su guía y patrocinio
se conserva la fe en España
y en los pueblos hermanos
y se dilata por toda la tierra,
mientras tu Apóstol alienta a los que peregrinan
para que lleguen finalmente a Ti,
Por Cristo, Señor nuestro.
ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN CUERPO Y ALMA A LOS CIELOS
Los cuatro dogmas fundamentales definidos por la iglesia en torno a la virgen: Inmaculada Concepción, Virginidad Perpetua, Maternidad Divina y Asunción en cuerpo y alma a los cielos, están estrechamente unidos. La Maternidad Divina es la que da sentido pleno y justifica todos los demás dogmas, pero cada uno de ellos tiene su encanto y riqueza particular.
La historia de cada uno de ellos está perfectamente integrada en la fe de la Iglesia. El último en ser definido es el de la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos. A pesar de la profunda devoción de los fieles y la Iglesia entera en torno a la Asunción de María, la definición se realizo en 1950.
En la definición el papa Pio XII explícitamente no quiso hablar de la muerte o no muerte de María usando la expresión: declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fué asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste.
(Immaculatam Deiparam semper Virginem Mariam, expleto terrestris vitae cursu, fuisse corpore et anima ad caelestem gloriam assumptam
).
No es el momento de entrar en la génesis de las opiniones de los teólogos sobre esta materia. Tratemos de gozarnos en aquel momento glorioso para María y para la Iglesia, en que María es glorificada al entrar en cuerpo y alma en la Eternidad.
Como en otras muchas verdades de nuestra fe tuvo la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia una experiencia singular de este misterio.
Veamos cómo nos lo describe:
«Al atardecer de este día, 15 de agosto de 1960, tuve una luz muy fuerte de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a la Eternidad.
Contemplé cómo era levantada toda Ella por el beso inmutable del Espíritu Santo.
Como otras muchas veces, me sentí totalmente tomada por Dios, y expresé, como pude, lo que mi alma vio de la Asunción de Nuestra Señora.
Sintiéndome robada y translimitada por la contemplación de tan maravilloso espectáculo, gocé de una dulzura tan profunda, de una paz tan espiritual y de una dicha tan indescriptible, que jamás podré olvidar esta impresión. Y me dejó tan tomada, que durante mucho tiempo tuve una presencia continua de este gran momento:
¡Se ha dormido la Señora…! Se ha dormido a la vida de la tierra, para vivir en toda su plenitud la posesión de la Eterna Sabiduría en su clara, plena y total visión.
¡Se ha dormido la Señora…! Sueño que es un romance de amor, lanzado por la Boca divina en el beso eterno de la sabiduría amorosa del Espíritu Santo.
¡Se ha dormido la Señora…!»
[…]
Toda la vida de María, de la Virgen, fue una asunción que, al llegar el instante cumbre, máximo, repleto y total de su transformación en Dios, según su capacidad como criatura única, predestinada y creada para ser Madre del Verbo Infinito Encarnado por la voluntad del Padre, bajo el arrullo infinito y la suavidad sonora del Espíritu Santo, Consorte divino de la Virgen, que la hizo romper en Maternidad divina; se paró ante la posesión cara a cara, en la luz de la Gloria, de la Sabiduría Eterna en su inmutabilidad infinita…
[…]
¡Silencio…!, ¡Silencio…!
¡Silencio…!, que la inmutabilidad inmutable del serse del Ser, en su acto trinitario de vida divina, se lanza silenciosa y amorosamente al encuentro de aquella alma tan divinizada, en la cual, suave y tiernamente…, en la profundidad profunda de su paz silenciosa…, la adorable Trinidad deposita un beso de inmutabilidad infinita…
Beso de Eternidad que, en el silencio sabroso de la boca divina del Espíritu Santo, atrae, como un imán sutilísimo, al alma de la Virgen, levantando con Ella a su cuerpo por la fuerza de la brisa acariciadora del ímpetu divino, a la posesión total, completa y absoluta, en pleno goce, de la luz resplandeciente de su faz divina.
¡Oh, qué momento de felicidad rebosante de plenitud para la Virgen…!
¡Silencio…!, ¡Silencio…!
¡Silencio…!, que la Señora siente que toda su alma se enciende suave y pacíficamente en el calor sabroso, misterioso e infinitamente inalterable del beso divino de la Inmutabilidad por esencia en un acto trinitario…
Y sin casi apercibirlo…, sin darse cuenta…, sin notar nada…, la Señora se encuentra, en un abrir y cerrar de ojos deleitable…, suave y silencioso…, ante aquel Dios que Ella contemplara y poseyera durante toda su vida; pero ahora, realizado el grado de divinización determinado por el mismo Dios, es arrebatada e introducida en la cámara nupcial, para tener en la Patria lo mismo que tenía en el destierro, pero en posesión plena, gozosa y absoluta de Eternidad.
[…]
Se está durmiendo María
en los brazos del Señor;
en celestiales conciertos,
robada por su Amador…
¡No se obró ninguna cosa
el día de su Asunción
más que, en un sueño amoroso,
el Cielo se la llevó…!
¡Se ha dormido la Señora
Blanca de la Encarnación…!
En María, por su Inmaculada Concepción y por la aplicación en ella de la plenitud de la redención, nos gozamos viendo su triunfo definitivo y, mirándola a ella, seguimos percibiendo su ayuda maternal mientras nosotros seguimos luchando en el exilio.
Ver escrito completo: Opúsculo nº14
Colección: Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Cristo, diremos en el Prefacio, ha consumado la redención humana y ha sometido a su poder la creación entera y ofrece al Padre un reino eterno y universal, el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz
.
Esta realidad que la fe nos enseña y que un día será realidad palpable a los ojos de todos; la liturgia nos lo hace pregustar hoy.
Bajo otra perspectiva contemplaremos esta misma realidad cuando la liturgia del principio del Adviento nos haga vivir la segunda venida del Señor y el triunfo del último día.
La Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, fundadora de La Obra de la Iglesia nos recuerda sobre la Liturgia: Es la manera que tiene la Iglesia de, quitando el tiempo y el espacio, hacernos presentes los misterios
.
Y hoy al presentarnos la Iglesia la fiesta de Cristo Rey, quiere que, como colofón del año litúrgico que concluimos, nos gocemos viviendo esta realidad maravillosa: Fuera del tiempo, el memorial de Cristo -desde la Encarnación a su última venida- está siempre ante la mirada del Padre y se hace realidad lo que todos los días repetimos en la Misa: Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y gloria por los siglos de los siglos
. El amén
gozoso que pronunciamos en el momento culmen de la Plegaria Eucarística quiere la Iglesia que lo vivamos de una manera especial en la liturgia de hoy.
Juan Pablo II en la encíclica Ecclesia de Eucharistía dice: El mundo nacido de las manos de Dios Creador retorna a Él, redimido por Cristo
. Así de eficaz es la Misa de todos los días.
Es el sacerdocio de la Iglesia que tiene en su seno a Cristo viviendo su sacerdocio eterno como Cabeza de la Iglesia y Centro del Universo.
Grupos de Liturgia
Todos aquellos a los que les gusta colaborar a conseguir que la liturgia de la parroquia sea lo más digna, solemne y participada posible, dentro de una gran sencillez, están invitados a participar en el grupo de Acólitos y Lectores.
Cada uno desempeñando la función que mejor sepa, y todos aprendiendo cada día un poquito más, reuniéndose de vez en cuando para profundizar en la riqueza de la liturgia y organizándose para que todos puedan participar, este grupo consigue que todos podamos celebrar y vivir mejor el gran tesoro de nuestra fe.
Los niños son los preferidos de Jesús. Por eso invitamos a los que ya han hecho su Primera Comunión a ir aprendiendo cómo servir al altar.
¡Te esperamos también a ti!
Si te gusta la música, si sabes tocar algún instrumento o tienes aptitudes para el canto, tienes un lugar reservado en este grupo.
La música ha ocupado siempre un lugar fundamental en la Liturgia, y en la Parroquia queremos utilizarla para solemnizar las celebraciones y para que toda la asamblea participe activamente en ella.
Todos los domingos, solemnidades y vísperas tocamos el órgano y cantamos las Misas. Además, en Navidad y otras fiestas especiales, se unen otros instrumentos: violines, trompetas, guitarras, panderetas y muchos más. ¿Quieres tocar o cantar para el Señor tú también?
También el pasar la cesta para la colecta en la Misa es un servicio para el mantenimiento de la Parroquia y para la ayuda a los más pobres.
Por eso, las personas que están dispuestas a participar con responsabilidad en este sencillo pero importante quehacer, se organizan para atender todas las Misas del fin de semana.
Por otro lado, en las celebraciones especiales −como cuando viene el Sr. Obispo− se necesitan voluntarios de orden para que todo salga estupendamente.