Con gran gozo, la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia determinó que se celebrara un Año Jubilar desde el 18 de Marzo de 2019 al 18 de Marzo de 2020.
A lo largo de este año especial queremos agradecer a Dios el don maravilloso que es La Obra de la Iglesia.
El Papa Francisco ha concedido el gran don de la Indulgencia plenaria, con las debidas condiciones (Confesión Sacramental, Comunión Eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), –aplicable también a los difuntos– a los fieles que vayan en peregrinación a cualquier lugar de culto de La Obra de la Iglesia, y allí participen en las celebraciones jubilares en los días previstos, o permanezcan en oración, durante esos mismos días, concluyendo con el Padre Nuestro, el Credo y algunas oraciones a la Bienaventurada Virgen María. Los enfermos obtienen las mismas gracias, asociándose espiritualmente a las celebraciones.
El Año Jubilar está asociado:
- A un mayor descubrimiento de las comunicaciones y peticiones hechas por Dios a la Madre Trinidad para La Obra de la Iglesia.
- A un Camino de Peregrinación que se podrá realizar en Madrid, Sevilla o Roma.
- Al Calendario de las celebraciones jubilares.
- A iniciativas que lleven al cumplimiento de la petición de Dios a la Madre Trinidad: «Vete y dilo, esto es para todos», sobre todo en tierras de misiones.
- A fomentar y valorar «El Plan de Dios en la Iglesia», dado por la Madre Trinidad, donde en cuatro días presenta en sabiduría amorosa el misterio de la Iglesia.
El Papa san Juan Pablo II, en el decreto de Aprobación Pontificia, quiso señalar aquel día, 18 de marzo, como la fundación de La Obra de Iglesia. Día en el que la Madre Trinidad fue introducida «En el gozo de Dios», con el mandato de «Vete y dilo, esto es para todos», pidiéndole después «Hazme La Obra de la Iglesia».
Significado del Año Jubilar
Jesús mismo, en la sinagoga de su tierra, inaugura el primer año jubilar cristiano usando estas palabras del profeta Isaías:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». (Lc 4, 18-19)
El año de gracia del Señor se prolonga en la Santa Madre Iglesia que “sacando de sus celestiales tesoros”, para la santificación de los fieles, repleta de Divinidad, canta a la familia humana las Misericordias del Señor anunciando jubilosamente el Evangelio.
Para ayudar a la Iglesia en esta misión esencial, Dios comenzó La Obra de la Iglesia en el alma de la Madre Trinidad el 18 de Marzo de 1959. Así narra la Madre Trinidad la acción de Dios aquel día:
«Dios me introdujo el 18 de marzo de 1959, de una manera profundísima e inimaginable en la hondura insondable del Misterio de su vida para que contemplara aquel Sancta Sanctorum de la adorable Trinidad, velado y oculto y allí fui introducida sin poder comprender cómo pude entrar; y mucho menos cómo después de haber salido, he podido seguir viviendo todavía durante tantos años ¡Sólo para ayudar a la Iglesia!, ¡sólo para eso! A la cual mi pobrecita alma temblorosa, tenía que manifestar como el Eco tan sólo, diminuto, asustado y tartamudeante, del Pueblo de Dios».